Las cesáreas son un tema del que hablamos a menudo, todo debido al aumento del índice en los últimos años. Según el Ministerio de Salud, este método no debería ser mayor al 30% e incluso menor según la Organización Mundial de la Salud (OMS) que aconseja entre un 10 y un 15%, alejándose bastante de la realidad actual que alcanza hasta el 90% en clínicas privadas de sectores medios.
Naty venía buscando alternativas ya que vivió en carne propia la Planificación de una Cesárea, innecesaria e injustificada. Como ella no estaba de acuerdo con lo planteado en ese momento, decidió buscar alternativas y, con 40 semanas, decidió seguir por sus propios medios. ¡Así nos conocimos!
Conversamos sobre su estado actual, agarró confianza y optó por esperar a que su trabajo de parto de iniciara de forma natural y espontánea. Nos dimos un tiempo de espera.
Cuando nos volvimos a ver, las cosas habían cambiado un poco. Los latidos de Dante, el bebé, habían cambiado y nos preocupamos. Programamos una Inducción de Parto. Ellos aceptaron entendiendo las razones que había para intervenir aquel embarazo.
Nos vimos un día por la mañana en la clínica y comenzamos a trabajar. Con mucha fe. Los cambios fueron ocurriendo lentamente pero seguimos adelante. Pacientes, confiados.
Más tarde, los latidos Dante comenzaron a bajar. ¡Preocupante! Necesitábamos seguir trabajando en el parto para corregir lo que estaba pasando. El panorama no era alentador. Solo 1 centímetro de dilatación y el bebé no parecía resistir un trabajo de parto tan activo. Dante pedía la cesárea. Lo conversamos y en conjunto decidimos que era lo mejor. Ellos habían oído la baja de los latidos y entendieron la importancia de actuar pronto.
Es importante saber que las cesáreas también puede humanizarse, hacerlas más amigables con la madre y con el hijo. Lo conversamos y seguimos adelante.
Naty estaba ya atenta y entregada. Comenzamos a movernos para traer a Dante. ¿Su papá? Vestido y listo.
“¿Quieres ver a tu bebé nacer?”, le pregunté. “¡Sí!”, me respondió. “Eres valiente mujer. ¡Vamos por eso!”, rematé.do la baja de los latidos y entendieron la importancia de llos habgir espontdo en ese momento, decidiron.
Prodromo eterno. vARIA
En la foto, autorizada, se puede ver la radiante cara de la Naty. Momento único e irrepetible para toda madre. Toda la ilusión de una vida envuelta en nueve meses de embarazo.
Dante llegó al mundo por cesárea, un proceso válido pero no siempre necesario y que toda madre debe tener en cuenta a la hora de decidir. Esta fue una cesárea consciente, presente, humanizada, conectada y sanadora. No una cesárea más, sino el nacimiento de Dante.
Felicidades a los papis y a Dante.
Su matrona,
Carolina González