El parto vaginal esta en vías de extinción! Cesáreas por BONO PAD en Chile.

Cada vez es menos frecuente encontrarnos con un parto vaginal, el entorno se va colmando de personas que programaron sus partos, o el equipo médico-matrona convenientemente lo agendó desde tempranas semanas del embarazo.

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¿Estamos frente a la extinción del parto vaginal en Chile?

 

Las cifras oficiales de FONASA (de los años 2020-2024) son claras y preocupantes: los partos vaginales, que deberían ser la vía natural y mayoritaria de nacimiento, se encuentran en una curva descendente que parece no detenerse.

En 2020 se registraron 5.181 partos vaginales, mientras que las cesáreas alcanzaron los 46.633 casos. Cuatro años más tarde, en 2024, los partos vaginales bajaron a 4.936, mientras que las cesáreas, aunque descendieron levemente, siguen dominando con más de 30.000 procedimientos quirúrgicos.

Esto significa que en Chile, cada vez son menos los bebés que nacen por vía natural y más los que llegan al mundo a través de una cirugía mayor abdominal.

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¿Por qué es esto un problema?

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La cesárea es un procedimiento que salva vidas cuando está médicamente indicada, de hecho, cambió la historia de la humanidad en aquellas mujeres y niños que no podrían nacer saludables de otra manera. Sin embargo, cuando se convierte en la norma en lugar de la excepción, acarrea consecuencias serias:

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Riesgos para la madre:

• Mayor probabilidad de hemorragias, infecciones.
• Daño a otras visceras: perforación intestinal, daño vesical.
• Complicaciones en embarazos futuros: placenta previa, acretismo placentario, rotura uterina, istmocele.
• Recuperación más lenta y dolorosa.
• Riesgo de perder el útero (histerectomía) o la muerte.

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Riesgos para el recién nacido:

• Alteraciones respiratorias, problemas de adaptación al medio extrauterino.
• Dificultades en la lactancia y un vínculo temprano con la madre.
• Alergias y enfermedades respiratorias en la primera infancia y adolescencia.

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La dimensión epigenética: más allá del nacimiento inmediato

 

Lo que muchas veces no se considera es que el modo de nacer deja una huella epigenética en el bebé. El parto vaginal expone al recién nacido a un “baño bacteriano” esencial: el contacto con la microbiota vaginal y perineal de la madre, que coloniza el intestino del bebé y sienta las bases de su sistema inmune, coloniza el tracto gastrointestinal y favorece la digestión, producción de vitamina K y disminuye el riesgo de alergias aliumentarias.

Cuando este paso se interrumpe por la cesárea, los niños tienen más riesgo de desarrollar:

 

• Alergias y asma.
• Enfermedades autoinmunes.
• Mayor incidencia de obesidad y diabetes en la vida adulta.

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Además, el estrés fisiológico positivo del parto vaginal (las contracciones, el paso por el canal de parto y las hormonas estresantes del parto), activan genes relacionados con la maduración cerebral, la capacidad de adaptación y la regulación del metabolismo.

Si los nacimientos por vía quirúrgica llegaran a ser la norma, estaríamos modificando la manera en que los seres humanos se programan biológicamente para vivir.

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El parto como experiencia humana y cultural

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Más allá de lo biológico, el parto vaginal es también una experiencia profundamente humana. Las mujeres que paren por vía vaginal, acompañadas y respetadas, suelen relatar un vínculo más inmediato con su hijo, una recuperación física más rápida y una vivencia de empoderamiento que fortalece su rol de madre.

Si seguimos reemplazando esta experiencia por una cirugía programada, corremos el riesgo de deshumanizar el nacimiento y perpetuar la idea de que el cuerpo femenino “no sabe parir sin intervención”.

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¿Qué podemos hacer?

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• Exigir información clara y veraz sobre riesgos y beneficios de cada vía de parto.
• Trabajar en conjunto con tu matrona, recibiendo apoyo emocional y técnico para el parto.
• Defender el derecho al parto respetado como primera opción cuando no existan indicaciones médicas para una cesárea.
• Repensar las políticas de salud pública como el Bono PAD, que hoy facilita y financia la cesárea sin cuestionar su necesidad real, traspasando fondos públicos sin vigilancia ni penalización.
• Educar en la importancia de la epigenética y la microbiota, entendiendo que el modo de nacer no solo afecta al presente, sino al futuro de toda una generación.

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Si no abrimos esta conversación ahora, corremos el riesgo de que el parto vaginal pase a ser una rareza, una excepción en vez de la regla. Y con ello, las futuras generaciones enfrentarán consecuencias biológicas, emocionales y sociales que apenas comenzamos a dimensionar.

El parto no es solo un evento médico: es un derecho humano, un legado cultural y un pilar de la salud colectiva.

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Si no estas de acuerdo en el manejo de tu equipo, crees que necesitas ayuda o consultar una segunda opinión, agenda una cita online con matrona o médico, aquí.

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Fuente:

Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados, sesión 1 de octubre de 2025, Valparaíso.

Gráfico: Cantidad total de partos y cesáreas en modalidad BONO PAD de Fonsa, en el período 2020-2024