Mariana, mágica y única

En una semana difícil, la Luna pareciera estar influenciando los nacimientos y tiene a todas mis maravillosas mujeres en Prodromo, fase que antecede a la dilatación. Varias consultas pero nada, no hay trabajo de parto activo.

Giovi y la Barbi son una pareja maravillosa, conectada al 100%. Él siempre apoyándola en sus planes y sin cuestionamientos. Ella, por su parte, clarísima. Quería un parto sin intervenciones innecesarias. Buscaba parir en paz y con todo el amor. ¡Hermoso!

Comenzamos con los controles y complementamos con la lectura habitual de una mujer que está por dar a luz. Además, rematamos con el Taller de Parto. Muy importante para transitar el parto sin miedo.

Las contracciones vinieron como siempre, hace pocos días. Aún no era el momento, no había aspecto de parto por lo que solo quedaba avanzar. Por el momento, se quedarían en casa a la espera.

Otro día con contracciones y nada, no era aún el momento. “Sigan trabajando en casa, ya llegará el momento”, les vaticiné. Me llamaron al otro día. “Llegó el momento”, me dijo Bárbara. Pero solo 2 centímetros no eran suficientes. De vuelta a la casa.

Ese mismo día, a la tarde, tipo seis, me llamaron nuevamente para decirme que el momento había llegado. “Vamos para allá”, dijo Giovi.

Llegaron con 7 centímetros. ¡Increíble! El trabajo de parto que hizo Bárbara en su casa fue excelente, con tina y agua caliente para calmar su dolor.

Ya en la clínica, era hora de empezar.

Seguimos pero el camino se nos puso cuesta arriba. El dolor era muy intenso y Bárbara ya no aguantaba más la intensidad. No estaba disfrutando. Necesitábamos anestesia, un momento para descansar y seguir adelante con el parto. ¡La aplicamos!

Un rato después volvieron las sensaciones. Pidió que sus cercanos entraran para darle un aliento, un apoyo antes del parto. Ellos lo hicieron y salieron.

Bárbara comenzó nuevamente su trabajo de parto. Marina, su hija que estaba por nacer, venía decidida. “Vamos Barbi, tú puedes hacerlo. Vamos”, le dije. Giovi siempre apoyándola, abrazándola y dándole todo el ánimo que una madre necesita. Todos unidos por la misma maravillosa causa.

Siguió su trabajo de parto, incansable, incombustible. Y apareció su cabeza, era el momento. Era momento de decidir, ¿con o sin anestesia? Pero Bárbara decidió seguir con el dolor. Sentía cómo su hija salía de sus propias entrañas, la tomó firmemente y la llevó a su pecho de forma definitiva. ¡Momento único!

Eres una luchadora. Y Giovanni el mejor apoyo que podrías tener. ¡Son tremendos!

Felicidades Familia.

Su matrona, Carolina González

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