Parto para la Vida. Nacer para renacer.

Hace un tiempo atrás me pidieron si quería hacerme parte de una aventura voluntaria, y como decir que no a algo que me apasiona?

Nos conocimos en el lanzamiento del libro Historias de Parto, no tuvimos mas tiempo para compartir hasta que llegó el día en que Aurora completaría la tan anhelada familia que hace unos años venían construyendo.

Todo comenzó de noche, cuando las contracciones llegaron y no se fueron mas, el objetivo era parir sin intervención en un ambiente seguro pero respetando los tiempos de su cuerpo.
Mabel pidió ir al hospital en la madrugada, el dolor se volvía mas intenso y ya los baños de agua caliente, caminatas y apapachos de Fede no eran suficientes.
Ahí nos volvimos a encontrar los 4.

Era una mañana a toda marcha en el pre parto del Hospital San Jose, muchas mujeres en trabajo de parto y otros procesos obstétricos, una locura que se vive día a día en la maternidad más grande de Chile donde con pocas manos pero todo el corazón se hacen milagros.

Mabel pidió una sola cosa, poder caminar, moverse y estar acompañada por su pareja, y asi fue, me senté en un rincón para no intervenir, en silencio y poder presenciar el ir y venir, los cariños, baile, masajes y abrazos, una intima ducha de agua caliente que ayudaban a liberar la ocitocina natural que tanto necesitabamos.

Logramos mantenernos exentos de la mayor parte de los procedimientos de rutina, y escuchar, leer, oir, interpretar las señales de Mabel.

Finalmente llegó ese momento tan esperado, luchando por proteger ese instante íntimo, ese final segundo donde las tres miradas se cruzarían para no olvidarse jamas.

Recuerdo las lagrimas de alegria de Mabel, Fede atónito recibiendo en sus brazos a la pequeña Aurora, fundidos en un abrazo eterno, en un baile de a 3 donde nadie mas existió, donde el tiempo se pausó y se vivió lento, junto a cada latido de esos 3 corazones desbordantes de amor y alegria.

Esta foto, no la podía guardar para mi, solamente y como es tradición se las regale enmarcada en mi visita a su hogar post nacimiento, como un símbolo de un lazo indisoluble en el tiempo, por que cada parto es un momento único para esos padres, pero también asi debe ser siempre para cada matrona, un renacer a la vida y a la profesión que nos apasiona, acompañar nacimientos.

Los quiero mucho y me siento inmensamente afortunada de haberme cruzado en su camino, y acompañar su nacimiento como familia.

Feliz nacimiento Aurora, Mabel y Federico

Carolina Gonzalez, SU matrona

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